La amoxicilina es el antibiótico más recetado, ya que representa por sí solo el 32% del consumo total en Francia. Existen nada menos que 90 versiones genéricas de esta sustancia que se utiliza para tratar infecciones causadas por determinadas bacterias (acción antibacteriana de amplio espectro).
Así, por ejemplo, la amoxicilina se utiliza para combatir otitis media, sinusitis, bronquitis, infecciones del tracto digestivo o urinario (cistitis) e incluso abscesos dentales. Este antibiótico se utiliza habitualmente en niños por su buena absorción oral y su coste moderado. Para aumentar su eficacia, la amoxicilina se puede combinar con otra molécula: el ácido clavulánico.
Sin embargo, algunos estudios sugieren que la prescripción de amoxicilina no es útil para síntomas como la tos en pacientes cuya infección viral otorrinolaringológica no se ha resuelto. Por el contrario, puede provocar efectos adversos. Además, el uso intensivo de antibióticos como la amoxicilina facilita la aparición. y la propagación de la resistencia bacteriana, que a largo plazo amenaza la eficacia de la terapia antimicrobiana.
La amoxicilina es el antibiótico más recetado, ya que representa por sí solo el 32% del consumo total en Francia. Existen nada menos que 90 versiones genéricas de esta sustancia que se utiliza para tratar infecciones causadas por determinadas bacterias (acción antibacteriana de amplio espectro).
Así, por ejemplo, la amoxicilina se utiliza para combatir otitis media, sinusitis, bronquitis, infecciones del tracto digestivo o urinario (cistitis) e incluso abscesos dentales. Este antibiótico se utiliza habitualmente en niños por su buena absorción oral y su coste moderado. Para aumentar su eficacia, la amoxicilina se puede combinar con otra molécula: el ácido clavulánico.
Sin embargo, algunos estudios sugieren que la prescripción de amoxicilina no es útil para síntomas como la tos en pacientes cuya infección viral otorrinolaringológica no se ha resuelto. Por el contrario, puede provocar efectos adversos. Además, el uso intensivo de antibióticos como la amoxicilina facilita la aparición. y la propagación de la resistencia bacteriana, que a largo plazo amenaza la eficacia de la terapia antimicrobiana.